Aunque se observan disparidades según la posición de las empresas en la cadena de suministro o su ubicación geográfica, los 131 sectores estudiados por Coface seguirán viéndose afectados, directa o indirectamente, por los efectos colaterales de la guerra en Ucrania, a medio y largo plazo.
La mayoría de los sectores deberían resultar perjudicados por un entorno marcado por los altos precios de las materias primas y los problemas de suministro, exacerbados por la guerra. Este es el caso, en particular, de los elevados precios del petróleo, que probablemente seguirán siendo alimentados por el efecto indirecto de la prohibición del petróleo ruso, anunciada la semana pasada por la comisión europea[2], así como de los cereales (Ucrania, Rusia y Bielorrusia son grandes productores de cereales). En un contexto de continuas interrupciones en el suministro de semiconductores, y todavía bajo los efectos de la pandemia de Covid, como demuestra el cierre del puerto de Shanghai, cuanto más dure la guerra, más probabilidades existen de que se materialice un shock en la demanda, deteriorando aún más el entorno mundial.
Por tanto, se prevé que los sectores más afectados sean los más cíclicos e intensivos en energía, como la industria petroquímica[3], el transporte, la automoción, el papel, la industria textil y de la confección y la agroalimentación. De cara al futuro, esperamos que los más resilientes sean los medios de comunicación (un segmento de las TIC[4]), los productos químicos especializados y los productos farmacéuticos.
[1] La metodología de evaluación de riesgos sectoriales de Coface incluye 13 sectores: Agroalimentario, Automoción, Químico, Construcción, Energía, Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Metales, Papel, Farmacéutica, Retail, Textil-Confección, Transporte, Madera.
[2] Como parte de una nueva ronda de sanciones contra Rusia. Está previsto que esta prohibición se implemente gradualmente hacia finales de año.
[3] En la metodología de evaluación de riesgos sectoriales de Coface, el sector químico comprende 3 subsegmentos: petroquímicos, especialidades químicas y fertilizantes.
[4]La metodología de evaluación de riesgos sectoriales de Coface para el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) incorpora varios segmentos: telecomunicaciones, electrónica, segmento de medios y un segmento final compuesto por computadoras, software y equipos de TI
Las tensiones inflacionarias y el shock energético afectarán principalmente a los sectores cíclicos y de uso intensivo de energía, con disparidades significativas entre las regiones
Todos los sectores industriales se ven afectados, pero el petroquímico, transporte, papel y textil-confección, estarán entre los más perjudicados. Son sectores típicamente cíclicos, que llevan varios años enfrentándose a las innovaciones tecnológicas, la transformación de la normativa medioambiental y la evolución de las preferencias de los consumidores. Por ejemplo, el sector del papel se enfrenta a los retos de la digitalización global de la economía y el uso social.
De cara al futuro, es probable que los sectores que estaban en dificultades antes de la crisis también se vean fuertemente afectados por este nuevo shock. Los sectores textil-confección y la industria automovilística a nivel mundial son un buen ejemplo de ello.
A largo plazo, queda por ver en qué medida se verá afectado el sector minorista. Este nuevo contexto bélico está alimentando incertidumbres que, probablemente, continuarán lastrando la confianza de los consumidores. No obstante, con la materialización de ciertos “buffers” implementados por algunos gobiernos, particularmente en las economías avanzadas, como los cupones de alimentos para la población más vulnerable o los subsidios a la energía en Europa, el impacto en el segmento minorista podría ser relativamente moderado.
Si bien el sector del transporte, en general, hace un uso intensivo de la energía y es susceptible de verse afectado por los elevados precios del petróleo, prevemos disparidades en el impacto de este shock entre los diferentes subsectores[1], ya que lo afrontan desde situaciones financieras diferentes. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2022, el beneficio del flete marítimo fue del 28% de su facturación, mientras que el transporte aéreo registró una pérdida del 11% de su facturación.
Además, para la mayoría de los sectores prevemos que habrá grandes disparidades en términos de impacto y una división entre la posición de las industrias/empresas en la cadena de suministro, dependiendo de si están upstream o downstream. La dinámica geográfica, de composición y operativa, dentro del mismo sector, también influyen a la hora de analizar el impacto de la guerra.
[1] Según la metodología de Coface, se entiende como transporte al transporte ferroviario, marítimo, por carretera y aéreo.
El sector agroalimentario mundial seguirá siendo uno de los más castigados, con riesgos de acarrear conflictos sociopolíticos
Dada la dimensión vital del sector agroalimentario, las consecuencias de los retos a los que se enfrenta por los altos precios de los alimentos y de los insumos (especialmente los fertilizantes) son críticas, ya que podrían amenazar la seguridad alimentaria mundial, además de desencadenar inestabilidad política. Los elevados precios de la energía contribuyen a aumentar los costes de los insumos para los cultivos agrícolas, reduciendo el rendimiento para los agricultores. Por otra parte, el sector agroalimentario ya es vulnerable a varios factores estructurales, como los riesgos biológicos y la evolución de las condiciones climáticas, materializada, por ejemplo, en una fuerte ola de calor que afecta desde principios de año a diferentes partes del mundo, provocando sequías (Cuerno de África, India, etc.) e incendios a gran escala (Nuevo México, en Estados Unidos).
Se esperan importantes transformaciones sectoriales y una evolución en los hábitos de consumo
A largo plazo, esperamos una adaptación gradual de los hábitos tanto de los consumidores como de las empresas (ahorro de energía, sustitución de la harina de trigo por otras alternativas), así como una reorganización de la cadena de suministro, que tendrá repercusiones a nivel mundial. Por ejemplo, las principales rutas ferroviarias de carga entre Europa y China se están desarrollando ahora fuera de Rusia, a través del corredor central. Al igual que el impacto de la pandemia en las tendencias de los sectores mundiales, es probable que esta nueva conmoción actúe como un catalizador de importantes transformaciones tanto en la organización de la cadena de suministro como en los hábitos de los consumidores.
Algunos sectores podrían resistir
Los sectores anticíclicos y altamente innovadores, que requieren importantes actividades en I+D, seguirán siendo, una vez más, los más resistentes a la crisis.
Aunque la crisis sanitaria se ha atenuado en casi todo el mundo, todavía no ha terminado. Por lo tanto, el sector farmacéutico debería continuar mostrando una dinámica financiera sólida y dinámica.
Entre los diferentes segmentos del sector de las TIC, Coface prevé que el de los medios de comunicación siga siendo el más resistente, ya que las inversiones y los equipos necesarios para la utilización de estos servicios son anteriores a la crisis, y por tanto, los usuarios no se ven afectados por las interrupciones de la cadena de suministro. Además, estos servicios siguen siendo necesarios y pueden utilizarse de forma remota, por lo que no están limitados por barreras físicas y geográficas, al contrario, por ejemplo, que las actividades de transporte de mercancías.
El subsegmento de las especialidades químicas, y en particular las empresas que operan en los mercados de belleza, fragancias o sabores, deberían presentar una mayor resiliencia respecto a otras industrias del sector, como las vinculadas a la pintura y los tintes, que son proveedores del altamente cíclico sector automotriz y sus perspectivas poco alentadoras.
Estos tres sectores (medios de comunicación, especialidades químicas y productos farmacéuticos) tienen varios factores en común: son sectores anticíclicos, cuyos productos y posiciones de mercado dominantes se concentran en lugares específicos del mundo. Por otra parte, son actividades industriales innovadoras y de alta tecnología, con fuertes barreras de entrada para nuevos actores.